Historia

Eduardo Fontela López nació en Santa Marta de Ortigueira con una clara vocación de trabajo y perseverancia, la misma que le llevó a progresar desde el inicial puesto de botones en la Banca, hasta el de Director.

Así es Eduardo Fontela, un hombre inquieto, aficionado a la caza y la pesca desde temprana edad.

De su propia mano, en respuesta a su carácter exigente decidió perfeccionar las cucharillas ya comercializadas, para su propio uso, extendiéndose entre sus amigos como hobby. De ahí que en 1985 nacieran las «Cucharillas EDU» de forma comercial.

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Atrás quedan 831 modelos distintos. Todos ellos de reconocida efectividad en las condiciones más extremas.

El secreto del éxito de sus cucharillas se encuentra en la particularidad de su forma al posarse sobre el agua sin ningún ruido extraño, tal y como lo haría cualquier insecto, por lo que no asusta a las truchas.

La otra particularidad es la diversidad de modelos acomodados para cualquier circunstancia, incluyendo los casos de caudal muy difícil. Para eso está la cucharilla única en el mercado «la 000». Cuando las condiciones se ponen difíciles, es el momento de acudir a ellas: no fallan.

Eduardo siempre ha desmentido el hecho de que él sea el creador de las cucharillas y ha defendido que sólo las ha perfeccionado para conseguir la máxima eficacia en la pesca, pero que el invento data originalmente de hace mucho más tiempo, en concreto del principios del siglo XIX, en la persona de Julio Thompson Buel.

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Julio Thompson Buel nació en East Poultney, en 1806 y creció en Castleton. Allí trabajaba de peletero al igual que su padre que le había enseñado los diferentes tratamientos de pieles. Además, contaban con un pequeño barco con el que disfrutaba de su hobby preferido, la pesca en el lago Bomossen. Un día, mientras Julio comía en el barco, se le cayó la cucharilla que estaba usando al mar y mientras ésta se hundía, pudo observar como bajaba en espiral y como varios peces se acercaban a ella, hasta uno la cogió y se fue con ella.

Este suceso hizo que Julio, con su sueño de pescar una trucha de gran tamaño, corriese a casa y cogiese otra cucharilla, le quitó el mango y le soldó un anzuelo. Tras esto, volvió al lago y allí consiguió pescar dos truchas con su nuevo invento, cada cual de mayor tamaño.

De vuelta al pueblo, mostró a sus vecinos, en su gran mayoría amantes de las pesca como él, sus capturas y el invento con que las había conseguido. Todos querían probar su nueva creación así que Julio fabricó cucharas para otros pescadores, les puso plumas y les pintó la cara convexa de rojo.

En 1827 se mudó a la ciudad de Whitehall junto a su padre donde montaron un negocio de peletería y taxidermia. Mientras Julio seguía fabricando sus cucharas a pesar de vender muy pocas. Esto cambió cuando envió varias muestras al periodista de deportes Frank Forester, ya que éste  comentó el invento en varios artículos e incluso en un libro, dando como resultado un interés abrumador que fue creciendo hasta que en 1848, transformó su negocio en el de fabricación de señuelos de pesca, obteniendo en 1852 su primera patente.

Buel le daba una gran importancia a la calidad de sus productos, por eso puso a su medio hermano el joyero Charles Pike como controlador de calidad y se esforzó siempre en utilizar los mejores materiales para sus cucharillas, consiguiendo llevar su negoció a un gran éxito sin necesidad de publicidad.

Debido a problemas de salud, Julio vendió su empresa y patentes a Charles Pike en 1885 y éste a la empresa E. Hammond en 1927, que funcionó hasta la Segunda Guerra Mundial. Tras la guerra pasó de mano en mano hasta que en 1974 fue adquirida por la compañía Eppinger que sigue en la actualidad.
Buel murió en 1886 un año después de vender la empresa pero siempre se le recordará como el inventor de la cucharilla ondulante y giratoria y por su gran contribución a la pesca deportiva.

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